Los Soprano: Simpatía por el diablo
Me reconozco ciertas veces obsesivo; aprovechar la jornada de verano y las noches (y algunos días) vacacionales para ponerme 80 horas frente a la tele es un ejemplo. Lo que ocurrió es que el videoclub de mi pueblo tenía una buena oferta y también soy de esos que no pueden resistirse a ellas. Me zampé las seis temporadas completas de Los Soprano de la misma forma que algunos deciden finalmente leer ese libro gordo del que han oído hablar tan bien pero que daba tanta pereza. A priori sólo sabía que era una serie de mafiosos y a pesar de mis reticencias con el tema, razonables, le di una oportunidad y me consumí en ella.
No es mal símil comparar una serie de televisión de estas características con un libro, o una película o cualquier producto de consumo cultural. Aparte de ser considerada una de las mejores series de todos los tiempos gozando del favor de crítica y público, Los Soprano ha trascendido al hecho televisivo; El New York Times dijo de ella que era "probablemente la mayor obra de la cultura popular estadounidense de los últimos 25 años", enfatizando que en la cultura popular entran todas las formas de creación artística. ¿Por qué? Quienes la hemos visto sabemos la respuesta o por lo menos lo creemos. Esto lo escribo para lo que no se han atrevido aún. Los Soprano son el Crimen y castigo de nuestra era, una de las obras maestras más extensas de la historia contemporánea (extensa si se compara con el tiempo de contemplación de un cuadro, el visionado de una película o la lectura de un libro). Lo visible son los trapicheos de una familia mafiosa italoamericana; lo que subyace es la condición humana, la hipocresía de nuestra naturaleza y un cuento que pone contra las cuerdas la moral de nuestro tiempo y puede que la nuestra propia. Esto es porque la historia la vemos con los ojos del "malo", de aquel con el que no podemos identificarnos, cuyos valores son del todo inadmisibles y que no podemos compartir de ninguna manera. ¿Del todo? ¿De ninguna manera?
No solo recomiendo verla porque es muy buena. Recomiendo verla ahora cuando las referencias espacio-temporales son todavía recientes (la serie se emitió entre 1999 y 2007 y transcurría en tiempo real). Pero aún cuando la historia se mueva por momentos o paisajes que se nos antojen distantes, el mordaz dibujo de unos personajes moralmente ambiguos en una sociedad sin esperanza de redención y sin conciencia de ello la convierten en perenne. Me habré pasado? Puede, siempre que me obsesiono con algo, pierdo la objetividad
·W·
3 comentarios:
¡Qué bueno! Mi amigo H. me compadece porque sigo leyendo en vez de devorar series como tú y él. Tendré que hacerlo, porque me fío de los dos... pero es que yo sé que soy una adicta (y me da miedo... comerme esas 80 horas!)
a pesar de ser serie-adicta aún no he visto los soprano. siempre la dejo para otro rato. ese comentario sobre su vigencia por estar ambientada en estos últimos años seguro que me da el empujón para ponerme con ella en breve. gracias por el consejo!
La pongo en mi lista
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