Petra

El amanecer en Oriente Medio lo recuerdo en Palmira, el mediodía en Baalbek y el crepúsculo en Petra. Las ciudades tienen su luz en nuestra memoria. La luz de Petra es la del atardecer. Petra es un milagro al final del siq, del camino de iniciación (Ahora que recuerdo, en mi memoria también está una foto de un soldado protegiendo el siq. Ahora que recuerdo, los militares han contaminado todas mis fotos en Oriente Medio).
Dice la leyenda, que el viajero sospechó que los beduinos escondían Petra. Disfrazado o musulmán convertido –eso no está claro–, pidió hacer un sacrificio en la tumba de Aaron y consiguió ver la ciudad secreta. Los beduinos perdieron Petra para siempre. Bueno, ellos no la han perdido. Han nacido en sus cuevas hasta hace pocos años. La recorren con burros y cantan al atardecer. Engañan a los turistas, aman Petra, la cuidan y la conocen como nadie.
A veces, se cuelan europeos en sus vidas y les acogen con escepticismo (bueno lo que se cuelan son europeas subyugadas ante el exotismo y la belleza de los beduinos, ¡para qué nos vamos a engañar!). Pero no toleran las intromisiones en sus tradiciones. El gobierno les ha obligado a vivir en Wadi Musa y dejar sus cuevas. Pero la europea que comparte su vida en el poblado no conseguirá construir allí un hotel, porque el líder de la tribu no puede permitir que se dude de su hospitalidad.
No puedo recordar un té más delicioso que el que me ofreció la vieja beduina en la montaña o el del egipcio que regentaba la tienda de souvenirs en una de las tumbas reales. Eso sí, Petra es todavía más bella sin turistas. Cuando sólo quedan ellos, sus genuinos habitantes. No recogen sus tiendas (¡quién de entre ellos, les va a robar el collar o la figurita del tesoro!) pero llevan consigo el móvil de última generación con fotos de su última visita a los hoteles turísticos de el Mar Rojo.
Petra tiene mil secretos, mil rincones y cientos de rutas. Pero hay una imagen magnífica que es la del Tesoro desde lo alto de la montaña de enfrente. Requiere casi medio día de caminata. Pero ver el Tesoro desde allí es el otro privilegio que me regaló Petra.
Ana Ruiz



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde que AR me pasó Deb de Souad Massi como propuesta para la música del video de Petra no dejo de escucharla.
Un dia la pondremos en "viernes" como se merece.

viernes dijo...

Tal vez no esté bien que yo lo diga pero además de la música, las fotos y del propio texto de Petra, me ha encantado la tipografia del video....se nota que lo ha hacho un profesional.

Anónimo dijo...

Yo también tuve el privilegio de estar en Petra, pero nunca habría podido transmitir la belleza que tiene, con sólo unas frases como lo ha hecho Ana.
Cuando vayáis, os aconsejo, que espereis a que se ponga el sol dentro de Petra y sin turistas...