Godstow Road,
Wolvercote, Oxford , OX2 8PN
Recomendar a los amigos que visiten Oxford sin caer en los
topicazos de la Lonely Planet
es complicado e incluso arriesgado. Cuando no es invierno, la ciudad suele mantener
un ambiente algo invernal. Hay pocos sitios en los que se pueda escapar de la
sensación de humedad gótica que hemos padecido quienes vivimos allí el tiempo
suficiente como para echar de menos la casa de tus padres a los veintitantos.
Por desgracia, entre los españoles la imagen de Oxford y de
su universidad está mediatizada por el novelón “Todas las almas” de Javier
Marías, una de tantas iluminaciones sobre el lugar. Con todo, el visitante
ocasional suele quedar deslumbrado por Oxford. Yo creo que con razón. Hay pocas
ciudades en Europa que tengan un centro histórico tan peculiar, lo que explica
que muchos hagan excursiones de ida y vuelta (al menos en el día) desde
Londres, tomando el autobus en Marble Arch o Notting Hill. Sin embargo, creo
que las mejores cosas de Oxford se ven al segundo día, cuando ya se está
empachado de bibliotecas (el pabellón para volúmenes de gran formato de la Bodleian ), claustros (nadie
puede perderse Magdalen College), jardines (Christ Church o New College entre
los clásicos y Worcester College entre los menos conocidos) y museos
pintorescos (el de antropología y ¡el de la ciencia!).
De entre las mejores visitas para el segundo día, destacaría
el pub The Trout (La Trucha ).
Los pubs ingleses suelen tener un aspecto decadente y “padecen” un olor a licor
a la altura de su fama, pero hay que reconocer que si reincides en alguno de
ellos también son como el salón de tu casa. Para llegar a The Trout se disfruta
de uno de los paseos más bonitos que se pueden dar en el sur de Inglaterra. Se
sale de la ciudad por Walton Street, pasando por delante Oxford University
Press. Se deja pronto de pisar asfalto para entrar en los Meadows. A partir de
ese momento ya se puede contemplar la campiña inglesa en su versión más
romántica: el sendero bien marcado cruza algunos riachuelos, rodea iglesias de
pieda abandonadas y transita entre rumiantes pacíficos. Tras una hora de caminata
(a medio gas), se llega al caserón del siglo XVII donde está el pub, en
Wolvercote.
La comida inglesa nunca ha sido muy apreciada por los
turistas latinos. Creo que el mejor consejo para comer bien en un pub inglés es
huir de todo aquello que suene a italiano, español o itañol. Además de no creer
en su propia cocina (a veces injustamente) los ingleses han tenido el mal gusto
de estropear y reinterpretar algunos platos ajenos. También es mejor desconfiar
del vino por muy apellidado que esté por algún Chateau de relumbrón. En The
Trout, la cerveza acompaña mejor cualquier bocado. Son estupendos los pasteles
de carne y la carne asada de los domingos, las salchicas y los fishcakes. La
terraza es un sitio maravilloso en el que, además de encontrar a amables
locales no estresados por el turismo, se puede apreciar sin las habituales
dosis de exotismo académico y hortera, cómo de feliz es la vida de la
universidad y de quienes la padecen.
Héctor
2 comentarios:
¿Me llevas? Me encantaría que me enseñaras Oxford. Menos Mellah y más Trout
Qué bonito !!! he estado este verano en Oxford en un pub parecido tomando el sol a orillas del Tamesis acompañados de una buena pinta de Ale. Y luego di tambien un estupendo paseo por la ribera del rio viendo entrenar el equipo de remo de algun College. En la otra ribera jugaban un partido de Cricket vestidos de blanco inmaculado...
Es muy probable que vuelva este verano a Oxford asi que The Trout será visita obligada. Gracias por compartirlo en viernes
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