“Si a Caracas debo la vida, a Mompox debo la gloria”. Así señalaba el Libertador sus dos referencias vitales. La primera es hoy capital mundial de horteras e iluminados. La segunda es Patrimonio de la Humanidad.
Bolívar nació en Caracas. Su casa es el último vestigio colonial del casco histórico. Chávez ha convertido el lugar en un reducto necrofílico venerado por la “boli- burguesía” venezolana y sus asimilados latinoamericanos. El resto del centro caraqueño respira la decrepitud de una capital africana agujereada por la guerra. El boom petrolífero de los setenta dejó como herencia una sucesión anárquica de bloques de hormigón. La crisis y la acción redentora del chavismo, han hecho el resto.
En Mompox, Bolívar forjó su leyenda revolucionaria. La ciudad colombiana es una joya colonial desconocida. Su belleza resulta comparable a la de poblaciones como Antigua (Guatemala) o Oaxaca (México). Aunque menos elegante y barroca que estas, su prolongado aislamiento y una marcada atmósfera provincial y rural, le proporcionan un delicioso aire de abandono y decadencia.
Mompox es una isla del río Magdalena. Allí llegaron los españoles en 1537 para convertirla en aduana destinada a controlar las mercancías procedentes del interior, especialmente oro y plata. Al calor del comercio, la ciudad se erigió en un punto estratégico gracias a su conexión con el mar a través de Cartagena de Indias.
En 1810, Mompox fue uno de los primeros núcleos del virreinato de Nueva Granada que proclamaron la independencia. Algo debió de ver Bolívar en los momposinos para decidir que la conquista de Caracas era mejor hacerla con ellos. Fue entonces cuando exclamó que a Caracas le debía la cuna pero no la gloria.
Tras la independencia, Mompox se mantuvo como baluarte comercial, hasta que, a principios del siglo XX, las aguas del río se llenaron de sedimentos y dejaron de ser navegables. Actualmente, el brazo momposino del Magdalena es una inmensa ciénaga.
El tiempo se desplomó sobre la ciudad de Mompox, que desde entonces vive paralizada en el siglo XVIII. Sus calles recuerdan a una ciudad andaluza o extremeña del siglo de oro, y no parece que vaya a cambiar. Los turistas se resisten a ir hasta allí por la pesadez del viaje y las precarias infraestructuras. Las autoridades colombianas se muestran reacias a invertir en su desarrollo.
El viaje a Mompox es una pequeña paliza en coche desde Cartagena de Indias por los Montes de María. En Magané, una chalupa nos lleva durante dos horas por el río Magdalena. Es un sorprendente paseo por el mundo rural colombiano desde la alegre, colorista y caribeña Cartagena de Indias, hasta la sobria y blanca Mompox.
El pasado esplendoroso de esta ciudad gira en torno al río. Su ribera es una alameda colonial donde se alinean, la iglesia, la aduana y los portales de la Marquesa. Una estampa de color sepia con evocaciones literarias. Uno de los abandonados embarcaderos es la puerta de nuestro destino: chez-Chueca, una casa tricentenaria que esconde un gran patio colonial custodiado por los perros Turca y Lola. Ya solo queda disfrutar de la tranquilidad tumbado en una hamaca mientras se contempla el río a través de una ventana enrejada. El ritmo cansino de las aspas del ventilador de madera es la única prueba de que el tiempo existe.
Antonio C.
17 comentarios:
A ver si cuando vaya a Cartagena de Indias en Mayo, me paso por Mompox
Te has fajado Antonio!! Y Mompox a ritmo de champeta, la pasada.
El responsable de la música ha sido Walter que por algo es colombiano
Muy bonito Antonio. La verdad es que despues de leer cada uno de tus viajes me entran unas ganas terribles de seguir tus pasos. Gracias por contarlos en viernes.
W, la música del video, la caña!!
Ayyy! Yo también quiero ir!!!
Ana
Pues la verdad es que sí se antoja Colombia. Quizás sea mi próximo destino de vacaciones. Gracias Antonio.
Me gusta todo:el texto,el video y la música, y QUIERO IR....
Me like it!!!!!!!
A mi también me ha gustado tu comentario. Viví tres años en Colombia y no fui a Mompox, ahora me arrepiento y puede que vaya. Desde Quito no está lejos. Por cierto ¿para cuándo tu blog de viajes sobre Ecuador?
A mi me gustaría compartir vuestro entusiasmo y decir también que mi próximo destino será Mompox, pero visto el trajín de medios de transporte que hay que coger, pues... va a ser que no.
Yo que tu, Antonio, lo hubiera titulado "A Mompox, por tierra, mar y aire". Jesús, qué trasiego. Me quedo en Barranquilla, que pilla más a mano.
Por cierto, recordarme os un día os escriba unas lineas sobre el carnaval de Barranquilla. Yo lo viví intensamente y eso que no soy nada carnavalera. !Una pasada! Walter, si me pones buena música, te lo escribo.
Besos a todos/as
Carmen
Excelente, Toño. Cada vez me gusta más tu forma de escribir. Por supuesto, mucho mejor que la mía. Maravilloso retrato de Mompox. Dan ganas de emprender viaje ya mismo. Un beso. Antonio
Por supuesto, Carmen, pongo la música. Pero es que cuando te encuentras con un texto como éste, animarlo, ilustrarlo, ponerle música, es un placer. Así que estaré esperando ese artículo barranquillero con muchas granas.
Gracias Toño y gracias Walter (aunque no te conozco)...me habéis hecho viajar, aun estando en la cama....ha sido un gustazo!!!!
Gracias,
Cris
Excelente relato, Antonio! De casta le viene al galgo. Me traen nostálgicos recuerdos de la expedición al mágico Mompox, corazón de Macondo! que, por cierto, no fue inventado por Garcia Marquez, otro buen escritor, sino que realmente existe en Angola, cerca de la frontera con Zambia.
Cuando quieras repetimos!.
Abrazo
Muy chulo el relato y la música también, muy acertada, te pone de buen humor.......Desde luego leyendo estas cosas se le pone a uno los dientes largos....sobre todo a los que nos gusta tanto viajar.
MT
Precioso!
PRECIOSO.... Mompox... ESTA COLOMBIA TAN EXHUBERANTE JAMAS, JAMAS.... SOSA... LLENA DE VIDA DE MUSICA...
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