Speaker´s corner: Siempre nos quedará el cine

Acabo de conocer a un hombre maravilloso; no es un ser real, claro que todo no se puede tener.” La rosa púrpura de El Cairo, Woody Allen
Quince años tenía cuando me quedé frente a la pantalla del Club Coliseum de la barcelonesa Rambla de Catalunya estupefacta y emocionada ante tal declaración de auténtico amor y pasión por el cine. Mi madre, siendo una servidora bastante jovencita, me acompañaba a las salas de proyección donde Woody Allen nos regalaba fascinantes historias como Manhattan o Annie Hall. También, al tiempo, me descubriría largometrajes que posteriormente fueron marcando episodios de mi vida: Julia es, sin duda, un bellísimo ejemplo.
Corría la época en la que año tras año, acompañada por tan sólo una cálida manta dispuesta a arroparme para resistir toda la noche en vela, me disponía a contemplar la Ceremonia de Entrega de los Oscar y me enfrentaba con incipientes ojeras a las clases del día siguiente con la satisfacción de haber podido casi acariciar el cabello que Redford enjuagaba en plena sabana a la gran Streep, o haber podido arrancar media sonrisa a Jeremy Irons, o haber podido llegar incluso a enternecer a John Malcovich, o contemplar la manera en la que el siempre inmenso Robert de Niro miraba a la cámara sin poder tan siquiera gesticular por el impacto que te causaba, o simplemente contemplar la calidez de los ojos de Jane Fonda y esbozar una sonrisa ante la espontaneidad de Shirley MacLaine. O cuando llegué, en mi primer año universitario, a clase de Historia del Arte una mañana al grito de Carpe Diem! tras haberme entregado por completo el día anterior a la bella historia de El Club de los Poetas Muertos.
Porque así es el cine. Irreal pero apasionante. Y ahí es dónde reside uno de sus múltiples encantos. La pantalla, el sonido, la imagen, una historia bien expresada y sus protagonistas son capaces de transportarte sin límites hasta donde desees. Con el gran misterio añadido de que a cada cuál le comunica algo diferente. Pero ellos y ellas, al fin y al cabo, son quienes materializan de manera más directa el sueño de cada uno.
Y los Oscar no son más que una gala donde todos se encuentran, se enfundan en vistosos trajes y vestidos y te hacen fantasear todavía un poquito más.
Os debo confesar que mi pasión por la entrega de las estatuillas doradas se ha ido diluyendo con el paso del tiempo, pero mi amor por el cine, por fortuna, permanece casi intacto.
Atrás quedaron Steve Martin, Billy Crystal o Chevy Chase. Cambio generacional para una gala que ha premiado cintas quizás más convencionales. Y francamente, ni Anne Hathaway, con sus espectaculares y enormes ojos, ni el rostro picarón de James Franco han sido capaces de hacerme sentir ningún cosquilleo. Lo lamento. No he visto espontaneidad, no he percibido ingenio, no he visto frescura, sí he visto contención. Demasiada.
Os diré otra cosa. Siempre he envidiado el respeto que sienten los norteamericanos hacia sus mayores, hacia los grandes y el modo con el que se levantan a aplaudirles sin fin. Con lo que el momento mágico de la noche, sin duda, fue la aparición de un casi irreconocible Kirk Douglas y su bastón, donde reposaba tras cada paso. Un instante emocionante, a pesar de los estragos causados por el bótox, artífice de tantos rostros aniquilados y conocido internacionalmente por dar muerte a algo tan bello en esta vida como la expresión. La que te cuenta la manera en la que has vivido, para bien o para mal. La que transmite y revela, en definitiva, si te levantas radiante o te acuestas apesadumbrado. La que acumula en cada arruga una risa, un llanto o el vacío indescriptible de aquél primer desamor.
Sigo. Apunta Bigas Luna sobre El discurso del rey que “no arriesga nada pero se necesitan películas así, bien hechas, tanto o más que las que arriesgan”. Lo comparto plenamente pero no voy a entrar a fondo en el largometraje de Hooper, donde no hace falta reiterar lo soberbio que está Colin Firth ni lo injusto, puede, que haya sido que otro gran actor, Geofrey Rush se haya ido con las manos vacías. Y no lo voy a hacer porque ya rindió buena cuenta de él en su magnífico post de Viernes Almudena.
Tan sólo un apunte en cuanto a Natalie Portman. Esta niña me impactó desde el primer instante que la pude ver en pantalla, hace ya unos cuantos años. Y sin tener nada que ver, algo me recuerda a quien tanto prometía y seducía con su encanto fresco y natural de no haber sido apartada de los escenarios gracias a su tendencia cleptómana. Winona Ryder siempre me gustó. E, ironías de la vida, coinciden ambas en tan desgarradora historia.
Creo sinceramente que Mia Farrow lo resume en la cita inicial de manera magistral. Y a pesar de que el espectáculo al que nos tienen acostumbrados ya no sea el de antes, donde el paseo por la alfombra roja se convierte en el escaparate más visto del mundo, donde el estilo, la belleza y la fama se entremezclan con vidas aparentemente deslumbrantes aunque oculten a personas -muchas de ellas- tremendamente desdichadas, lo cierto es que siempre nos quedarán historias fascinantes, hermosos instantes fotográficos y rostros que te cuentan mucho más de lo que ellos mismos desearían.
Porque así es el cine y siempre quedará entre nosotros. Como París para Bogart.
Eva Miquel Subias (http://www.sinpentimenti.blogspot.com/)

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.Cada año me atrae con menos pasion la espera de entrega de estatuillas del Oscar, aunque siempre detrás de ese "show" queda el cine. Como París.

Unknown dijo...

Eva, me ha encantado tu artículo. Coincido en todo lo que dices.
Juan Carlos

ASM dijo...

Pues a mi me pasa algo parecido cada vez lo encuentro mas aburrido pero no me la pierdo ningun año. Eso sí, en diferido que ya tiene mérito!! pero por capitulos. En fin que el show business tiene su puntito aunque las estrellas van perdiendo su glamour con el paso de los años.... salvo excepciones como M. Streep, Annette Bening, Julianne Moore... pero hay algunas otras actrices y actores jovencitos de los que no me sé ni el nombre y que el proximo año nadie recordará. Ay, esas Bette Davis, Greta Garbo, Audrey Hepburn y hasta Katherine Hepburn que nunca fue a la Ceremonia y es la que mas veces ha ganado la estatuilla. Esas, eran estrellas.

Anónimo dijo...

Si...no las recordaremos porque estaremos todos Alzheimer Amparito...
Yo nunca vi la ceremonia, pero reconozco que siempre intenté ver las películas premiadas, salvo alguna excepción que no me atraía nada de nada...y, por cierto, tengo que decir que para mi este año la película que más me sorprendió para bien fue Toy Story 3, no se por qué nadie la nombra...tanto cisne negro, tanto cisne negro...
Bss
Spt

·W· dijo...

Pues yo sufrí con Toy Story 2, lo pasé un poco mal y por eso no he ido a ver la tercera...

ana dijo...

Eva, gracias por un comentario tan entregado. Nunca he sido una cinéfila y nunca he visto la ceremonia de los Oscar pero tengo que decir dos cosas. Que comparto la admiración al respeto a los mayores que demuestran los americanos. Y que nadie podrá olvidar si una vez lo vió a RR recitando "reza bien quien bien ama al hombre, al pájaro, a la bestia" mientras derrama el agua sobre el pelo de la Streep. Nadie ha hecho más por el cine que Sidney Pollack rodando esta escena...

Anónimo dijo...

:-) Pues no deberias perdertela Walter...Mr. Potato sin ser Nathalie Portman es de lo mejor que he visto yo ultimamente...

Maria Luisa dijo...

Yo siempre me aburro un poco con la ceremonia de los Oscars, pero nunca con el cine, y sigo sorprendiéndome cada vez de que aún queden historias por contar....
Sin duda,para mí, Toy Story 3 es la mejor película del año

Anónimo dijo...

...yo era de las que me quedaba a ver la ceremonia aun a riesgo de no estudiar por tener un examen de integrales al dia siguiente (y recuerdo que saqué un notable cuando hacía COU),cuando dejaron de retrasmitir la ceremonia por la primera cadena me pasé al canal plus para poder seguir viéndolo...pero ahora llevo años que ni plus i ni plas...y encuentro que es una làstima que no se retrasmita por una tv pública como antaño, vale tenemos internet pero no es lo mismo...como oí decir que este año no había sido lo mismo porque no habían acudido grandes artistas de siempre y había más jovencitos...pero pienso que también se tendrá que dar paso a las nuevas generaciones, no?..en fin que que como dice mi amiga, la de arriba, ML,yo tamnpoco nunca me aburro del cine y lo importante es que siempre haya alguien que nos cuente alguna historia, nos guste más o nos guste menos...seguro que alguna te llegará al corazón!
MartaG

laura dijo...

gran gran artículo!!!

Ana Presley dijo...

Sin duda....hace tiempo que no siento nadaaaaaa....ni Oscars,ni Grammys, ni Goyas ni ná......hace 20 años cuando lo retrasmitia la 2 totalmente gratis.....recuerdo perfectamente por ejemplo la ceremonia en la que Madonna y Michael Jackson fueron juntos del brazo....allá por el 91 si no me equivoco....luego llegaron las privadas y empezé a tener que buscarme la vida con el P.... Canal +....entonces yo si que lo vivía de otra manera.....con nervios, entusiasmo...imagínate si llego a nacer en la época dorada de Hollywood....me dá un ataque....me hubiese hecho colega de Joan Crawford o James Stewart....quien sabe.....jjajajajja...y Billy Wilder!!!!....solo de pensarlo....Egunon Alitxi!!