Hasta hace no mucho, para mí, pensar en Grecia venia asociado a imágenes del Partenon, Delfos, Epidauro… Si acaso una postal de las empinadas calles de Hidra o comer pistachos camino del templo de Afaia en Egina. Pero hace unos años me fui con unos amigos a navegar por el Jónico y quedé para siempre enganchada a las islas griegas.
Recuerdo que Apostolos escribió una vez en viernes que Grecia tenia más de 2000 islas y lo que parece una suerte se convierte en un hándicap porque cuando visitas una quieres conocerlas todas. Si optas por el Jónico, entonces puedes encontrar ciudades de influencia veneciana como Corfú, frondosos paisajes de pinos que llegan hasta la misma orilla del mar entre los que se intercalan elegantes cipreses asomando sus copas. El mar azul intenso en Corfú y en Paxos donde al abrigo de una isla que hace de guardiana está el puerto natural con mas encanto de los que yo conozco. Como en casi toda la zona, los puertos se funden con el pueblo que mira al mar con sus callecitas llenas de tiendas y pequeñas iglesias y en dónde a pesar del bullicio de los turistas el ambiente que se respira es de calma. En Antipaxos el agua es turquesa pero la tranquilidad del paraíso de playas salvajes se rompe de vez en cuando con la llegada de barcos cargados de turistas a darse un baño bajo el ruido atronador de la canción del verano heleno. Y es que los griegos son todavía más ruidosos que nosotros. Pero también, como nosotros aman la vida al aire libre y pasan horas en las “tabernas” tomando vino y cerveza acompañado de todo tipo de platos de influencia mediterránea que resultan de lo más atractivo a nuestro paladar.
Si lo que se busca es la típica postal de la iglesia encalada con la cúpula azul y el mar de fondo, entonces hay que ir a las Cicladas. Del Pireo salen multitud de barcos con destino en las islas a cada instante. No se me ocurre mejor forma de llegar a ellas que atravesando el Egeo y dejándose acariciar por la brisa y el sol que calienta en lo alto. A Paros se la conoce como la Jerusalén griega y es que está salpicada de iglesitas por doquier. Pero no es ese su único atractivo, Naoussa, Prodromo, Piso Livadi … son pueblos con encanto que además tienen playas de aguas transparentes a tiro de piedra. Mykonos tiene bien ganada su fama y es que a su paisaje de molinos, iglesitas y calles encaladas, suma un ambiente de fiesta que invita a juntar las noches con los días sin descanso. Santorini es una isla más tranquila. Sus atardeceres en la caldera del volcán dónde hunden sus cimientos las poblaciones más bonitas son su principal reclamo y la verdad, es que la visita no defrauda en absoluto a los turistas que acuden a diario a Ia, Imerovigly a ver como se esconde el sol tras el horizonte. Milos tiene fama por sus playas y en efecto el agua transparente y calma invita a bucear en playas con grutas, islotes a pie de orilla, piscinas naturales que el mar hace al adentrarse en la isla entre rocas calizas… pero también tiene el encanto de poblaciones de calles estrechas llenas de tiendas y “tavernas” repletas de gente paseando curiosa por la noche bajo parras y buganvillas que sin embargo por la mañana amanecen tranquilas con sabor a pueblo.
En definitiva, que cada uno tiene su isla favorita pero si hay algo seguro es que si pruebas a visitarlas, seguro repites.
Recuerdo que Apostolos escribió una vez en viernes que Grecia tenia más de 2000 islas y lo que parece una suerte se convierte en un hándicap porque cuando visitas una quieres conocerlas todas. Si optas por el Jónico, entonces puedes encontrar ciudades de influencia veneciana como Corfú, frondosos paisajes de pinos que llegan hasta la misma orilla del mar entre los que se intercalan elegantes cipreses asomando sus copas. El mar azul intenso en Corfú y en Paxos donde al abrigo de una isla que hace de guardiana está el puerto natural con mas encanto de los que yo conozco. Como en casi toda la zona, los puertos se funden con el pueblo que mira al mar con sus callecitas llenas de tiendas y pequeñas iglesias y en dónde a pesar del bullicio de los turistas el ambiente que se respira es de calma. En Antipaxos el agua es turquesa pero la tranquilidad del paraíso de playas salvajes se rompe de vez en cuando con la llegada de barcos cargados de turistas a darse un baño bajo el ruido atronador de la canción del verano heleno. Y es que los griegos son todavía más ruidosos que nosotros. Pero también, como nosotros aman la vida al aire libre y pasan horas en las “tabernas” tomando vino y cerveza acompañado de todo tipo de platos de influencia mediterránea que resultan de lo más atractivo a nuestro paladar.
Si lo que se busca es la típica postal de la iglesia encalada con la cúpula azul y el mar de fondo, entonces hay que ir a las Cicladas. Del Pireo salen multitud de barcos con destino en las islas a cada instante. No se me ocurre mejor forma de llegar a ellas que atravesando el Egeo y dejándose acariciar por la brisa y el sol que calienta en lo alto. A Paros se la conoce como la Jerusalén griega y es que está salpicada de iglesitas por doquier. Pero no es ese su único atractivo, Naoussa, Prodromo, Piso Livadi … son pueblos con encanto que además tienen playas de aguas transparentes a tiro de piedra. Mykonos tiene bien ganada su fama y es que a su paisaje de molinos, iglesitas y calles encaladas, suma un ambiente de fiesta que invita a juntar las noches con los días sin descanso. Santorini es una isla más tranquila. Sus atardeceres en la caldera del volcán dónde hunden sus cimientos las poblaciones más bonitas son su principal reclamo y la verdad, es que la visita no defrauda en absoluto a los turistas que acuden a diario a Ia, Imerovigly a ver como se esconde el sol tras el horizonte. Milos tiene fama por sus playas y en efecto el agua transparente y calma invita a bucear en playas con grutas, islotes a pie de orilla, piscinas naturales que el mar hace al adentrarse en la isla entre rocas calizas… pero también tiene el encanto de poblaciones de calles estrechas llenas de tiendas y “tavernas” repletas de gente paseando curiosa por la noche bajo parras y buganvillas que sin embargo por la mañana amanecen tranquilas con sabor a pueblo.
En definitiva, que cada uno tiene su isla favorita pero si hay algo seguro es que si pruebas a visitarlas, seguro repites.
ASM
8 comentarios:
Yo lo tengo pendiente, y espero poder ir el próximo verano. Me encataría empezar por Corfú. He visto fotos, la luz, el mar, y entiendo que enganche
Pilar.
Eso, pame, pame...que bonita la cancion, y las fotos...que conste que me he puesto los cascos para ver que habias puesto...normalmente no llego a tanto...
Yo creo que el verano que viene tambien ire ;-)
Besos,
Soniapt
¡Cómo te entiendo! Yo creo que todos los veranos habría que ir a las islas griegas...
Que bonito, Amparo.
Y que fotos.... solo tú puedes superarte a ti misma...
besitos
ML
Yo este verano no he ido a las islas griegas y lo echo de menos. Tengo que ir todos los años,todos,todos!!!
Me ha encantado el video y la canción.
RA
Yo acabo de llegar de un crucero por la islas que incluía Santorini ( la más espectacular de las Cícladas por su caldera impresionante y aún más si se llega en barco a los escalones del puerto viejo), Mykonos ( el encanto absoluto, aunque matizado por las hordas bárbaras que desembarcábamos para unirnos a las hordas no menos bárbaras que ya ocupaban el territorio), Rodas ( la espectacularidad, la cultura y los rincones magníficos...para repetir) y Corfú ( de la que se ha dicho mucho y nada es suficiente para la belleza de esta isla Toscana véneta - y sin embargo Griega - a pocas millas de Albania).
Me falta apenas un grupo, que son las Espóradas, pero de las 11 que he visto recomiendo ( amén de las que ASM y otros han comentado) Chios y Lesvos, plenas de pueblos diferentes y con encanto, imposibles de comparar con otras, sobre todo con las Cícladas, y llenas de Griegos ( para variar) con ganas de conversación y amabilidad genuina.
Después de Lisboa ya sé cual va a ser mi siguiente viaje......
Hace muchos años visité Santorini. Desde entonces sueño con tener la opotunidad de recorrer el Egeo isla a isla. Además de darme mucha envidia, me has recordado este deseo pendiente de hacer realidad. ¿No has tenido la sensación que el aire tiene el aroma de nuestros orígenes?
Daniel H
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