Agenda: El amor y el extasis. Isabel Muñoz

Música, giros, letanías... De la repetición surge el éxtasis. Los bailarines y fieles sufíes se olvidan del ser, del cuerpo, del dolor. Su danza es, por fuera, espectáculo público; por dentro, purificación privada. Aquí se retrata esta por primera vez.
Sala de Exposiciones del Canal de Isabel II
Santa Engracia 125. Madrid
Hasta el 26 de septiembre de 2010
No es fácil explicar todo lo que se ve en las imágenes de la exposición El amor y el éxtasis, de Isabel Muñoz. Una parte sí. La de esos hombres vestidos de blanco y mujeres de rojo, los danzantes derviches, que meditan y pierden el sentido temporal empujados por la fuerza de la música (audición, samaa, escucha espiritual); que flotan engarzados en giros infinitos, en delicadas inclinaciones de cabeza, mano derecha elevada hacia el cielo en busca de la gracia de Alá; mano izquierda hacia la tierra para extenderla… “Camina hacia el pozo. Gira como giran la Tierra y la Luna alrededor de aquello que aman”. Lo indicaba Mawlana Rumi, leyenda y uno de los líderes del movimiento sufí que reúne a unos 50 millones de fieles en todo el mundo. Rumi, poeta de renombre, murió hace siete siglos en Konya (Turquía), hoy lugar de peregrinación. “La música es el sonido de las puertas del paraíso al abrirse”, escribió. Sus textos guiaron a Isabel Muñoz.
“Giran como peonzas, sus túnicas forman anillos saturnales, el blanco torbellino de los pliegues deviene levitación”. Folclor de altura. Eso es lo visible, lo que está claro y cuadra. Lo invisible, lo que se oculta al otro lado de la puerta, es otra cosa.
Y esto era lo que le interesaba a la fotógrafa: “En Siria supe de sus trances, de sus ceremonias de perfeccionamiento… Allí, en la hermosa ciudadela de Damasco, los retraté danzando en estado puro, pero más tarde, en otros países, busqué ese otro espectáculo privado, en el que sucede como con el flamenco en España: una cosa es lo que se representa ante el público, y otra lo que sucede cuando éste ya ha desaparecido”. Fieles que viven su religión como mártires, como faquires insensibles; que repiten un runrún pegadizo, que caen presa del llanto por la imperfección del hombre… Interior, exterior.
En esta muestra, al lado del más puro danzar derviche expone Isabel Muñoz la otra cara de la moneda o la realidad: cuerpos en éxtasis atrapados en una red de música y palabras, en un movimiento grupal continuo, en la repetición de jaculatorias, salmos, invocaciones de los nombres de Dios… Hombres poseídos que ni sienten ni padecen, que desconectan del mundo, que se empeñan en “prácticas psicofísicas”, se autolesionan y danzan, se clavan puñales en ojos y cabeza y callan y danzan…
A la fotógrafa le ha costado años colocar su objetivo ante los cuerpos de estos creyentes. Cinco viajes realizó por Siria, Turquía, Irán, Irak, por el Kurdistán, para captar prácticas en distintas tariqas o cofradías en las que se organizan los sufíes desde el siglo IX, la primera vez que una mujer retrata así sus ritos desde dentro, en ese territorio de purificación personal en el que lo que se ve no es fácil de explicar para lo no iniciados, como no lo son las semanas santas, los nazarenos, los penitentes… Ante su cámara quedó desplegado el catálogo de la estética e imaginería del Siglo de Oro: santos sangrantes, reminiscencias de cilicios, las sombras de un mundo cuatro siglos atrás, hoy.

3 comentarios:

JAVIER dijo...

Jo...acabo de estar en Madrid en visita relámpago, para sacarme el visado de Siria y sin tiempo para nada, me encanta Isabel Muñoz, vuelvo el dia 12 de Octubre y me quitan la expo unos dias antes...No hay derecho!!!!

Acr dijo...

Increíble la exposición q ha inaugurado hoy en México Isabel Muñoz sobre los inmigrantes centroamericanos de camino a EEUU.
http://www.elmundo.es/america/2010/09/11/mexico/1284165043.html

JAVIER dijo...

Me la apunto!!