Cabo Verde es conocido como las “Ilhas da Morabeza”, por el carácter de su gente, su apertura, su alegría, su amistad… Creo que “morabeza” podría tener su origen en el italiano “amorevolezza”, algo que se ama, que es “fácil de amar” y la verdad es que Cabo Verde ¡enamora!
El archipiélago forma parte de la Macaronesia y está compuesto por 10 islas, no todas habitadas y separadas en islas de “Barlovento”: Santo Antão, São Vicente, Santa Luzia, São Nicolau, Sal y Boa Vista; y las de “Sotavento”: Maio, Santiago, Fogo y Brava. A parte del portugués, se habla criollo… y no en todas las islas el mismo tipo de criollo. En cada isla, el criollo se ha ido desarrollando de forma diferente. Estas diferencias del lenguaje se ven, especialmente entre las islas del norte y las del sur.
La población total supera los 530.000 habitantes, con una gran diáspora en Boston, como consecuencia de los buques mercantes americanos que paraban en las Islas de Cabo Verde y reclutaban allí parte de su tripulación.
Cabo… ¿verde?
Dicen que el paisaje de Cabo Verde es árido y que no hace honor a su nombre… Como bien es sabido son islas volcánicas, teniendo en la Isla de Fogo un volcán todavía activo. Sin embargo, en esta época del año sí está todo verde. Después de la Estación de lluvias (de julio a septiembre) las islas son una explosión de vegetación y se pueden encontrar infinidad de tonalidades de verde.
Santiago
En la isla de Santiago encontramos un paisaje montañoso y verde, coronado por la “Serra da Malagueta”, un parque natural que ofrece infinidad de itinerarios y vías verdes para poder pasar un domingo paseando por la naturaleza y acabar en alguna de las playas circundantes, como la de Ribeira de Prata, de tierra negra volcánica, inmensas y desiertas. Es habitual ver las “Gallinas de Guinea” o penteadas cruzando los caminos naturales del parque.
De punta a punta, de Praia a Tarrafal, la isla de Santiago tiene unos 76 km, que se pueden hacer durante un día, atravesando las montañas, la Serra de Malagueta y sus playas. Si pensamos en playas de tierra blanca, la Playa de San Francisco es parada obligatoria, una de las pocas de tierra blanca en la isla y muy cercana a Praia. Se puede ir fácilmente en taxi a pasar un día de relax y sol.
Si de camino a Tarrafal nos entra hambre, podemos pasar por “Quinta da Montanha” a comer o al menos a probar las verduras de la tierra. Es un “hotel con encanto” situado en las inmediaciones de la Serra da Malagueta donde un emprendedor privado ha iniciado un proyecto a tipo de cooperativa envolviendo a la población de la zona y promocionando la agricultura local y su comercio dentro de la isla.
Tarrafal, es un nombre habitual en Cabo Verde, hace referencia a un tipo de planta que nace en las playas de las islas, por eso encontramos poblaciones llamadas “Tarrafal” en casi todas las islas. Tarrafal, de Santiago, recuerda a Formentor… después de atravesar la isla, se llega a un sitio agradable, abierto e inmenso… inmenso por el océano que lo rodea y que en cualquier parte de las islas, pero, para mí, aquí especialmente, te da una sensación de grandiosidad…
Volviendo a Praia, debemos pasar por Cidade Velha, la antigua Ribeira Grande, fundada a finales del s. XV por los portugueses y la primera ciudad de las Ilhas da Morabeza. Cidade Velha cuenta con una antigua fortaleza, un monasterio, restos de la iglesia de la ciudad y un paisaje maravilloso que nos traslada 400 años en el tiempo. Ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y el Gobierno de Cabo Verde, junto con otros organismos de la cooperación internacional (incluyendo AECID), están haciendo un gran esfuerzo para mantener este centro de historia.
Un paseo por la ciudad de Praia, nos permite ver las construcciones de la época colonial, la cultura del país, los mercados populares de frutas y verduras, animales, la lonja del puerto, donde se ven descargar atunes enormes, cazón y muchos otros tipos de pescados. Para tomar un café, la Plaza de Alexandre Alburquerque en la zona de Plateau suele ser el punto de encuentro.
Maio
En los últimos años, Cabo Verde ha saltado a las portadas de las “Ofertas turísticas” por sus playas y sus impresionantes complejos turísticos en Sal y Boa Vista… Estas islas pueden ser una buena opción… Pero si pensamos en descubrir playas desiertas paradisíacas, azul y blanco y la autenticidad de Cabo Verde… mi recomendación es visitar la isla de Maio. Una pequeña isla a 20 minutos de avión de Praia que todavía conserva muchas playas vírgenes y un sabor especial a… morabeza!
Es fácil encontrar percebes y langostas baratas. Se puede preguntar en los bares locales o en las “pensiones” donde te puedes quedar para que lo busquen y te lo preparen el mismo día.
La isla de Maio es conocida como “peacefully”. Creo que debe tener algo mágico o estar conectada con alguna constelación que la da una energía especial… Cuando llegas, te empieza a llenar una paz, poco habitual en nuestro mundo… tu sangre empieza a correr más despacio y el ritmo de la respiración se acopla al de las olas del mar… El universo te permite relajarte y descubrir lo que de verdad importa.
¡Todo música!
Los caboverdianos tienen fama de saber cantar, ¡todos!, de tener buen ritmo y una musicalidad que se siente por todas partes… es increíble, pero cierto. Dicen que en la plaza de Mindelo, cuando cae el Sol, todo el mundo coge sus guitarras, batines y otros instrumentos y salen a cantar y a tocar allí. Así la plaza se convierte en un escenario improvisado con muchos y muy variados conciertos que llenan la isla de melodías de morabeza, las conocidas mornas y coladeiras…
En la isla de Santiago, pude comprobar la maravilla de las voces caboverdianas durante un concierto de Mayra Andrade, una joven y conocida cantante caboverdiana que mezcla las mornas y coladeiras con ritmos cubanos y romanticismo parisino… ¡un auténtico espectáculo! Durante una de las canciones, como en todos los conciertos, pidió al público que hiciera los coros. Hasta aquí todo normal… la diferencia está en que esos coros improvisados, parecían realizados por una coral profesional que llevase meses ensayando.
Si queremos escuchar la música de la Isla de Fogo, tenemos que ir a Fogo de África, un bar popular con un ambiente familiar y agradable, donde profesionales y aficionados –bueno, más bien diría, espontáneos- salen a cantar y bailar durante toda la velada.
Si tuviera que definir Cabo Verde, tendría que decir que es un paraíso en la tierra, un lugar mágico e inolvidable que te traslada a un mundo especial, lleno de música y paz. ¿Ilhas da Morabeza?... ¡ISLAS QUE ENAMORAN!
El archipiélago forma parte de la Macaronesia y está compuesto por 10 islas, no todas habitadas y separadas en islas de “Barlovento”: Santo Antão, São Vicente, Santa Luzia, São Nicolau, Sal y Boa Vista; y las de “Sotavento”: Maio, Santiago, Fogo y Brava. A parte del portugués, se habla criollo… y no en todas las islas el mismo tipo de criollo. En cada isla, el criollo se ha ido desarrollando de forma diferente. Estas diferencias del lenguaje se ven, especialmente entre las islas del norte y las del sur.
La población total supera los 530.000 habitantes, con una gran diáspora en Boston, como consecuencia de los buques mercantes americanos que paraban en las Islas de Cabo Verde y reclutaban allí parte de su tripulación.
Cabo… ¿verde?
Dicen que el paisaje de Cabo Verde es árido y que no hace honor a su nombre… Como bien es sabido son islas volcánicas, teniendo en la Isla de Fogo un volcán todavía activo. Sin embargo, en esta época del año sí está todo verde. Después de la Estación de lluvias (de julio a septiembre) las islas son una explosión de vegetación y se pueden encontrar infinidad de tonalidades de verde.
Santiago
En la isla de Santiago encontramos un paisaje montañoso y verde, coronado por la “Serra da Malagueta”, un parque natural que ofrece infinidad de itinerarios y vías verdes para poder pasar un domingo paseando por la naturaleza y acabar en alguna de las playas circundantes, como la de Ribeira de Prata, de tierra negra volcánica, inmensas y desiertas. Es habitual ver las “Gallinas de Guinea” o penteadas cruzando los caminos naturales del parque.
De punta a punta, de Praia a Tarrafal, la isla de Santiago tiene unos 76 km, que se pueden hacer durante un día, atravesando las montañas, la Serra de Malagueta y sus playas. Si pensamos en playas de tierra blanca, la Playa de San Francisco es parada obligatoria, una de las pocas de tierra blanca en la isla y muy cercana a Praia. Se puede ir fácilmente en taxi a pasar un día de relax y sol.
Si de camino a Tarrafal nos entra hambre, podemos pasar por “Quinta da Montanha” a comer o al menos a probar las verduras de la tierra. Es un “hotel con encanto” situado en las inmediaciones de la Serra da Malagueta donde un emprendedor privado ha iniciado un proyecto a tipo de cooperativa envolviendo a la población de la zona y promocionando la agricultura local y su comercio dentro de la isla.
Tarrafal, es un nombre habitual en Cabo Verde, hace referencia a un tipo de planta que nace en las playas de las islas, por eso encontramos poblaciones llamadas “Tarrafal” en casi todas las islas. Tarrafal, de Santiago, recuerda a Formentor… después de atravesar la isla, se llega a un sitio agradable, abierto e inmenso… inmenso por el océano que lo rodea y que en cualquier parte de las islas, pero, para mí, aquí especialmente, te da una sensación de grandiosidad…
Volviendo a Praia, debemos pasar por Cidade Velha, la antigua Ribeira Grande, fundada a finales del s. XV por los portugueses y la primera ciudad de las Ilhas da Morabeza. Cidade Velha cuenta con una antigua fortaleza, un monasterio, restos de la iglesia de la ciudad y un paisaje maravilloso que nos traslada 400 años en el tiempo. Ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y el Gobierno de Cabo Verde, junto con otros organismos de la cooperación internacional (incluyendo AECID), están haciendo un gran esfuerzo para mantener este centro de historia.
Un paseo por la ciudad de Praia, nos permite ver las construcciones de la época colonial, la cultura del país, los mercados populares de frutas y verduras, animales, la lonja del puerto, donde se ven descargar atunes enormes, cazón y muchos otros tipos de pescados. Para tomar un café, la Plaza de Alexandre Alburquerque en la zona de Plateau suele ser el punto de encuentro.
Maio
En los últimos años, Cabo Verde ha saltado a las portadas de las “Ofertas turísticas” por sus playas y sus impresionantes complejos turísticos en Sal y Boa Vista… Estas islas pueden ser una buena opción… Pero si pensamos en descubrir playas desiertas paradisíacas, azul y blanco y la autenticidad de Cabo Verde… mi recomendación es visitar la isla de Maio. Una pequeña isla a 20 minutos de avión de Praia que todavía conserva muchas playas vírgenes y un sabor especial a… morabeza!
Es fácil encontrar percebes y langostas baratas. Se puede preguntar en los bares locales o en las “pensiones” donde te puedes quedar para que lo busquen y te lo preparen el mismo día.
La isla de Maio es conocida como “peacefully”. Creo que debe tener algo mágico o estar conectada con alguna constelación que la da una energía especial… Cuando llegas, te empieza a llenar una paz, poco habitual en nuestro mundo… tu sangre empieza a correr más despacio y el ritmo de la respiración se acopla al de las olas del mar… El universo te permite relajarte y descubrir lo que de verdad importa.
¡Todo música!
Los caboverdianos tienen fama de saber cantar, ¡todos!, de tener buen ritmo y una musicalidad que se siente por todas partes… es increíble, pero cierto. Dicen que en la plaza de Mindelo, cuando cae el Sol, todo el mundo coge sus guitarras, batines y otros instrumentos y salen a cantar y a tocar allí. Así la plaza se convierte en un escenario improvisado con muchos y muy variados conciertos que llenan la isla de melodías de morabeza, las conocidas mornas y coladeiras…
En la isla de Santiago, pude comprobar la maravilla de las voces caboverdianas durante un concierto de Mayra Andrade, una joven y conocida cantante caboverdiana que mezcla las mornas y coladeiras con ritmos cubanos y romanticismo parisino… ¡un auténtico espectáculo! Durante una de las canciones, como en todos los conciertos, pidió al público que hiciera los coros. Hasta aquí todo normal… la diferencia está en que esos coros improvisados, parecían realizados por una coral profesional que llevase meses ensayando.
Si queremos escuchar la música de la Isla de Fogo, tenemos que ir a Fogo de África, un bar popular con un ambiente familiar y agradable, donde profesionales y aficionados –bueno, más bien diría, espontáneos- salen a cantar y bailar durante toda la velada.
Si tuviera que definir Cabo Verde, tendría que decir que es un paraíso en la tierra, un lugar mágico e inolvidable que te traslada a un mundo especial, lleno de música y paz. ¿Ilhas da Morabeza?... ¡ISLAS QUE ENAMORAN!
Pilar Ponce
7 comentarios:
Yo, me voy a ir a la isla de Maio...
Pilar, bienvenida a viernes y a España!!
Bem-vinda al mundo de Viernes!!
Sospechaba q Cabo Verde me podía gustar, pero después de leerte tengo la certeza. Tengo una duda; Cabo Verde o Angola?
Es genial que la gente de viernes recomiende las visitas no turísticas obligatorias que hay que hacer. En los viajes de este tipo, y más cuando tienes poco tiempo te pierdes todo esto, que es donde está el verdadero encanto.
Pilar
¡Que bonito!
Pilar, haces unas fotos preciosas.
¿Cabo Verde o Angola? depende para qué... son sitios muy parecidos, pero muy diferentes...
Gracias por las bienvenidas, nos vemos protno por Madrid
Yo tambien quiero ir a la isla de maio..."Cuando llegas, te empieza a llenar una paz, poco habitual en nuestro mundo… tu sangre empieza a correr más despacio y el ritmo de la respiración se acopla al de las olas del mar… El universo te permite relajarte y descubrir lo que de verdad importa".
A ver quien se resiste a esto.......sin olvidar los percebes y las langostas....
Y Lura... ¡es magnífica!
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