Ya lo cantaba Supertramp en los setenta y lo hemos oído desde entonces un sinfín de veces. En esta última, sobre todo, unas cuantas. Qué ganas tengo de que se acabe. No, como todos no. A algunos les está viniendo de perilla. Siempre pensé, no sé si por exceso de ingenuidad o porque me he pasado con el yoga, el zen y la espiritualidad oriental, que las situaciones complicadas, de crisis, fomentaban la solidaridad entre los semejantes. Rien de rien. Estoy tan harta como cualquiera de oír que nos tenemos que apretar el cinturón (siempre los mismos), que hay que arrimar el hombro (pero sólo unos cuántos) que hay que ahorrar (pero no todos pueden). La tele nos anima a reclamar lo que es nuestro y a no aceptar injusticias, mientras las administraciones públicas nos las meten dobladas. Los eres cunden como los champiñones, la cola del paro crece sin tino y el dinero mengua. Los consejos de sensatez como “consuma marcas blancas” –cosa que un gran porcentaje de la población hace, con o sin crisis, para llegar a fin de mes– ahora ha generado una guerra en la que las marcas no blancas reclaman su supremacía, lógica o no, diciendo que ellas son mejor y que no fabrican para otras marcas cuando hasta hace año y medio la marca de tal o cual supermercado era bárbara y estaba avalada por mira tú quién. Pero, con todo, esto no es lo peor. Tengo una amiga a la que un cliente se ha negado a pagarle un trabajo –fue contratada para hacer una interpretación en una entrevista– aduciendo que el entrevistado y él se entendían perfectamente sin ella. Alguien muy cercano a mí se ha quedado sin un encargo que lleva realizando, con carácter anual, durante cuatro temporadas seguidas. El empresario que se lo encargaba, que ejercía de intermediario, ha querido bajar sus honorarios un 25%, alegando que, si no lo hacía así, él se quedaba sin margen y no ganaba nada. No ganaba nada por no hacer apenas nada, cuando la labor de mi conocido requería una alta cualificación y una titulación superior. Tengo otro amigo, que trabaja como empleado para un organismo oficial, pero no es funcionario, a quien le han sugerido que acepte una rebaja voluntaria en el salario mientras los sueldos y prebendas de los altos directivos siguen sin sufrir menoscabo. No me importa tener menos dinero, ni vivir de manera más ajustada, más modesta, como queráis llamarlo. Pero que la gente aproveche una situación así para acabar con veinte años de relación profesional por un puñado de euros me parece que dice muy poco a favor del género humano. Estamos en crisis, es cierto, pero volvemos, a toda velocidad, a la época de las cavernas. Me queda un sabor de boca tan amargo después de ver todo esto, que lo único que se me ocurre decir a esta caterva de aprovechados irresponsables, caraduras y, en definitiva, ladrones de la peor cata, es que tengan cuidado porque, llegados de nuevo a las cavernas –o al Oeste con su ley– quien a hierro mata, a hierro muere.
Amelia Pérez de Villar
7 comentarios:
Es curioso que a mi me ha pasado lo mismo con una interpretación que hice en un congreso de abogados. Todavía no he visto un duro.
La situación en España es terrible pero no sólo por la crisis económica.Creo que hay una crisis moral y de valores terrible. La sociedad civil está como anestesiada y cuando esto sucede...
Jo, osea que es la crisis de valores y moral...yo estaba convencida de que eran los de madrid que eran unos bordes...
Si os sirve de consuelo conozco yo por aqui unos cuantos que han trabajado con contratos de media jornada (de mierda), 14 horas al dia, cobrando una miseria, antes y durante la crisis...esperemos que la cosa mejore en el futuro
En cualquier caso viene bien que nos lo recordeis para que no olvidemos, desde nuestra situación personal, hacer todo lo posible para que eso cambie...
bs
sonia
Pues a mí las crisis me parecen bien, tanto "estado del bienestar" me estaba dando un poco de sueño...
Es verdad que con menos dinero vamos a poder hacer menos cosas, así es que habrá que hacer una lista de cosas importantes.
A mí me ha salido una lista con muchas cosas importantes que son gratis.
Por suerte,Viernes no está en crisis.
Para entender mejor a la especie humana recomiendo a los lectores de "Viernes" que vean "Doville" de Lars Von Trier....
En fin,estoy en una época de decepciones.
Es DOGVILLE ( me comí la g)
Espera, espera... Oh! Crisis, no te vayas aún que no has terminado con lo que empezaste, no has cumplido todavía tu misión. ¿No se suponía que al final ibas a cambiar el mundo? ¿Que nada iba a ser igual que ahora, y que íbamos a refundar el capitalismo, que se iba a acabar con tanta tontería? A mi me dijeron, en todas partes, todos los expertos con ojos de pavor, que esto era el armagedón financiero y que si, que los primeros jinetes del fin de los tiempos estaban cumpliendo con su bíblico oficio: se perderían algunos miles de puestos de trabajo, bajarían las ayudas al desarrollo para el tercer mundo, de pospondrían los esfuerzos por detener el cambio climático... Pero después caerían los bancos, se acabaría el petróleo, el mundo entero sufriría un enorme castigo por décadas de insensatez y desequilibrio para que después de 40 días y 40 noches de tormenta (perdón por mi segundo símil bíblico), todos nos diéramos cuenta de que el mundo es otra cosa, que no podemos permitirnos vivir con tantas diferencias entre el sur y el norte, que quizás es hora de investigar (en serio!) otras posibles fuentes de energía, que lo importante es cuidar el planeta y cuidarnos todos y entonces diríamos: Oh! Crisis, bendita seas, que nos has mostrado nuestra verdadera pobreza y nos has obligado (con dolor, si) a ser mejores. Pero no, ahora te estás yendo con pena y sin gloria; no has sido ni más grande que tu abuela la del 29, ni tan escandalosa como tu prima (la moderna) de las puntocom. Crisis, que pudiste cambiar el mundo y que (como todos), te has aburguesado. Me decepcionas.
A todo sí, W. Te felicito por tu forma de expresarlo. Estamos perdiendo la oportunidad de sacar lo único bueno que se podía de esta situación. Está claro que el hombre es el único animal que tropieza dos (mil) veces en la misma piedra.
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