AGENDA

FRANCIS BACON, RETROSPECTIVA
Hasta el 19 de abril
Museo del Prado. Madrid.
De martes a sábado: 9/20h
Bacon distorsiona El Prado. El museo consolida su apertura a losclásicos del siglo XX con una antológica dedicada al centenario del artista
La distorsión más salvaje y el aullido en claroscuro de uno de los genios más inclasificables del arte del siglo XX se ha instalado ya en El Prado. A la vera de Goya y de Velázquez, sus obsesiones confesas, el mundo de Francis Bacon estalla en Madrid en forma de víscera y sangre, de sexo y violencia, de papas y crucifijos, en lo que supone un fascinante cruce de caminos entre la poesía y el horror.
76 obras de todas las etapas del artista, varios trípticos con sus famosas crucifixiones junto a las representaciones espectrales del Papa Inocencio X, de sus hombres azules y de los homenajes a sus amigos. Todo un personalísimo mundo para hablar del horror, la violencia, las guerras y también de la fragilidad, del paso del tiempo, de la nostalgia, de la muerte y de la poesía.
Aquella tarde londinense junto a la fiera humana
Recuerdo de una de las raras entrevistas a un genio tan seco como fascinante por JUAN CRUZ.
Aquel verano de 1991, el último de su vida, Bacon llamó a su amigo y biógrafo Michael Peppiatt:
-Ahora sí que estoy realmente enfermo.
Padecía asma. Esa "muerte chiquita" que decía Séneca. Un día de ese verano recibió a EL PAÍS en Londres. Bacon concedió la entrevista, la única en mucho tiempo, porque amaba España. Picasso le hizo pintor y Velázquez y Goya fueron su inspiración.
Venía al Museo del Prado con frecuencia. Llamaba a Manuela Mena, la que ahora ha dirigido la gran antológica. "¿Puedo ir este lunes?". Y llegaba, silencioso, exquisito.
Entonces tenía aquí a un amigo, acaso su último amor. España está en su corazón y en sus cuadros. En la exposición se ve ese grito dentado de Picasso en el Guernica, y están los toros, y la muerte (casi sobrenatural) de Sánchez Mejías.
Las muertes de sus amantes (Peter Lacey, George Dyer...) le dejaron la huella más duradera. "Pero toda su obra", nos decía ayer Peppiatt, "parte de sensaciones poderosas". Verla junta ofrece ese calor de autobiografía herida que acentuó para la historia su propio final en Madrid.
En aquella entrevista, Bacon hizo alusión muchas veces a la pintura que veía en el Prado, y que tanto le gustaba a su amigo español. Ya es legendario que iba al Cock a beber, que iba al Prado, que reía en la intimidad, y que era un gentleman capaz de los mayores distingos y también de las aventuras más despiadadas.
Lo cierto es que vino a Madrid. El último viaje de su vida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Precisamente el viernes fuimos a ver esta exposición a la hora de comer y la verdad es que claro que tiene una fuerza impresionante, pero este Bacon te deja hecho polvo. Solo se salvan los perros. Los seres humanos somos solo carnaza...muy duro....casi como el telediario cuando toca guerra...(esto lo he pensado porque tenia el folleto en el coche y mi hija lo fue a mirar y yo se lo arranque de las manos para evitarle la impresión)
SoniaPT

Anónimo dijo...

Sí, impresiona. Pero es una técnica tan perfecta y una paleta tan bella que igualmente emociona...No os la perdáis es de lo mejor del S.XX

Anónimo dijo...

Hola, no se quien escribió esto, así es que no le puedo escribir directamente. Solo quería comentarle a quien le interese que estoy leyendo el ultimo libro de Kundera "El encuentro" y hay un capitulo dedicado a Bacon que me ha gustado mucho y me ha hecho pensar (y buscar) esta entrada de viernes. Dice algo así como que Bacon nos enfrenta a nosotros mismos y por eso nos resulta "horrible"...pero mucho mejor dicho (lo cual es fácil, por otro lado...)
Soniapt