Solo por las maravillosas vistas, vale la pena subir a Montjüic para visitar el MNAC en Barcelona; pero esta exposición amortiza además cualquier esfuerzo que se haga (por muchas escaleras que haya!). Retrospectiva dedicada a tres artistas clave del siglo XX: Marcel Duchamp, Man Ray y Francis Picabia, tres personalidades provocadoras que revolucionaron los cánones artísticos establecidos, marcando un antes y un después en el mundo del arte. De hecho, su huella se puede seguir en muchas de las creaciones del arte contemporáneo. La exposición ha sido organizada por el Museu Nacional d'Art de Catalunya en colaboración con la Tate Modern de Londres.
La muestra reúne más de 300 obras: pinturas, fotografías, dibujos, películas y objetos, entre los que destacan los famosos readymades de Duchamp como Fuente, un urinario colocado al revés, claro ejemplo de cómo hicieron tambalearse los fundamentos artísticos al cuestionarse el propio concepto de obra de arte.
Marcel Duchamp y Francis Picabia nacieron en Francia y se hicieron amigos en París. Fue en Nueva York, ciudad de exilio de los dos artistas franceses, donde, en 1915, junto con el americano Man Ray, impulsaron el movimiento dadá de esa ciudad, y donde forjaron una amistad a tres bandas que duró hasta el final de sus vidas.
La exposición incide precisamente en la influencia que esta amistad tuvo en sus trayectorias artísticas. A través de las obras vemos la fascinación común por las máquinas, el movimiento, el erotismo o la experimentación con la luz y las transparencias, que llevó a Man Ray a la invención de las rayografías.
La muestra reúne más de 300 obras: pinturas, fotografías, dibujos, películas y objetos, entre los que destacan los famosos readymades de Duchamp como Fuente, un urinario colocado al revés, claro ejemplo de cómo hicieron tambalearse los fundamentos artísticos al cuestionarse el propio concepto de obra de arte.
Marcel Duchamp y Francis Picabia nacieron en Francia y se hicieron amigos en París. Fue en Nueva York, ciudad de exilio de los dos artistas franceses, donde, en 1915, junto con el americano Man Ray, impulsaron el movimiento dadá de esa ciudad, y donde forjaron una amistad a tres bandas que duró hasta el final de sus vidas.
La exposición incide precisamente en la influencia que esta amistad tuvo en sus trayectorias artísticas. A través de las obras vemos la fascinación común por las máquinas, el movimiento, el erotismo o la experimentación con la luz y las transparencias, que llevó a Man Ray a la invención de las rayografías.
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