Mi prima estuvo en Budapest en mayo y quiere volver a pasar unos días más en octubre.
La ciudad la embrujó y le supieron a poco los días de mayo en que caminó las calles, las avenidas, la historia de esta singular ciudad.
Me hace ilusión porque llevo 20 años vinculada a esta ciudad, me siento medio húngara sin llevar una gota de sangre magiar y me sigue costando mucho transmitir mi pasión por ella.
Los países de Centroeuropa tuvieron el atractivo morboso de ser “países del otro lado del telón de acero” y luego han pasado a ser un simple destino cómodo, perfecto para un puente o vacaciones cortas no muy caras.
Pero más allá de que sea un lugar bonito a tiro de piedra, la cultura y la historia de Centroeuropa es tan compleja que un viaje se convierte en una aventura intelectual muy rica.
Budapest y Hungría están en la confluencia de dos mundos muy dispares incluso antes de la construcción mental y física del muro de Berlín. El Imperio Austrohúngaro ya representaba en muchos aspectos la frontera entre dos Europas y hasta Asia se acercó tanto que siglos después de la invasión Otomana todavía quedan vestigios en el lenguaje y la cultura.
Pero dejadme que hable de lo mejor de Budapest: el Danubio.
Quién haya leído El Danubio de Claudio Magris sabe ya que es un río que lleva mucho más que agua.
Lleva conexiones entre pueblos distintos, lleva el espíritu viajero que los nómadas magiares dejaron reposar hace mil años en sus orillas. Lleva tristemente también las idas y venidas forzosas de milllones de personas perseguidas y maltratadas por unos y otros.
Creo, y me puedo equivocar porque no conozco todas las ciudades, que el más bello Danubio está en Budapest. La elegancia, el cariño, el colorido con que la ciudad lo acoge me hipnotiza cada vez que lo cruzo. Y llevo 20 años cruzándolo.
Cada puente es una pequeña, o grande, por su tamaño, obra de atre y la visión del tranvía pasando por el llamado de la Libertad es una imagen maravillosa.
Para los amantes de la historia reciente todavía quedan barrios “socioreales”, alguna pequeña cantina, casas con marcas de balas del 56, el barrio judío con una sinagoga espectacular y el parque con las estatuas del comunismo, que recuerdan épocas no muy gloriosas.
Aunque no defiendo a un régimen que encerró literalmente a sus ciudadanos, es cierto que nunca los húngaros (todos los húngaros) tuvieron tanto acceso a la cultura: libros a precio de pan, opera, conciertos y teatro al alcance de cualquiera, alta formación en música para la mayoría...
Perdón por la cuña política pero cuando llegué a Budapest en 1992 me sorprendió la enorme diferencia cultural entre españoles y húngaros.
Otro día os hablo de los cafés y de los baños...
Marina Reig
12 comentarios:
Recomendaciones de libros:
cualquiera que pilléis de Sándor Márai que ha descrito como nadie el espríritu i el “spleen” húngaro
Versión corregida de Péter Eszterházy. Uno de los pocos escritores contemporáneos traducido al castellano. En este caso escribe el cruel descubrimiento de que su padre fue un informador del régimen Kadarista.
Sin destino del Nobel Imre Kertész sobre el Holocausto
Arthur Koestler: el que consigáis en castellano, en inglés están todos. Sobre la locura estalinista.
Me ha encantado (y eso que el video no lo he visto). Para mi Budapest es la más bella de las ciudades del otro lado, sin duda alguna.
Pues no. Lo siento. Y no sabéis cómo. Yo no conozco Budapest. No. Y no sabéis las ganas que tengo.
Gracias Marina por enseñarnoslo a los que no hemos tenido la fortuna de visitarlo aún.
María Luisa,
me ha encantado el video!!! Me han entrado ganas de volver a Budapest... He reflexionado mucho recientemente sobre por qué unas ciudades y no otras... Y sigo sin saberlo. Pero Budapest, sí...
Ah, Marina... no sólo gracias por escribir con tanta emoción... Gracias, por la recomendación de libros que siempre engrandecen un viaje.
Hola, me alegro muchísimo de volver a recibiros en mi ordenador! Cuando entré en Budapest por primera vez lo hice por barco, en un día despejado pero con una ligera bruma matinal,en la cubierta se me descolgó la mandíbula de admiración y reconozco que algunas lágrimas se me asomaron a los ojos. ¡Que espectáculo!Tengo un excelente recuerdo de Budapest.
Yo fuí en 1984, a llevar una exposición al Museo de Bellas Artes, un palacio majestuoso a orillas del Danubio.
Me encantó la parte antigua,más alta, con su Catedral y su coro de niños, el tranvia atravesando el río...lo cultos que eran y la vida austera también.Entre todos los colegas alquilaron un coche para pasearnos por los alrededores porque ninguno tenía!!
racias por el reportaje!!!
No conozco Budapest y después de este texto con tanto sentimiento se ha convertido en imprescindible.
Muchas gracias por compartirlo Marina,me ha encantado.
El video y la música geniales.
Raquel
Marina, qué texto mas bonito !! Se aprecia el cariño y la admiracion que sientes por la ciudad.
Yo estuve en Budapest hace muchisimo (estaba en 1º de BUP)y recuerdo Buda como una ciudad gris y Pest (donde estaba mi hotel) como un pueblecito con mucho encanto y mucho mas alegre. Pero el Danubio era el mismo que tu cuentas, majestuoso abrazando las dos orillas.
Seguro que vuelvo no tardando mucho porque tus fotos y el texto me han descubierto otra ciudad con un atractivo muy especial que estoy deseando reconocer. Gracias por compartirlo con nosotros
Gracias a vosotros por leerlo!
Ahí va un trocito del poema de Attila József "Junto al Danubio"
Sentado en la piedra más baja del muelle,
vi como navegaba una cáscara de sandía.
Apenas escuchaba, sumergido en mi suerte,
el rumor de la superficie y el silencio de fondo.
Como si de mi corazón arrancara su curso,
era turbio, grande y sabio el Danubio.
Que bonito. Parece una ciudad preciosa. Gracias por compartirlo!
Aunque sea Praga mi ciudad favorita, Budapest será siempre la ciudad donde pasee medio idiotizado por un amor de verano, triste y romántico viaje por el danubio incluido...
Recuerdo con cariño una gran juerga "para olvidar", unos baños que no fueron porque llegamos demasiado tarde al albergue y una resaca espantosa en la frontera Húngaro-Checa, premio al espantoso champagne local trasegado, pero esa ya es otra historia...
Gracias por recordarme esa ciudad vibrante y decadente (vista de 1988!), simpática y amable, donde entonces, estudiantes de medio pelo como nostros se permitieron una cena con vistas al parlamento y cervezas a los violinistas incluidos...ufff
Estoy de acuerdo en que Budapest es otra de las ciudades europeas imprescindibles y con mucho encanto.
La gente muy amable y simpática, o por lo menos ese es mi recuerdo.
Yo fui en verano y pasé un calor tremendo, creo que pillé una ola de calor inusual!!
Tengo ganas de volver la verdad, sobre todo despues de leer tu bonita descripcion.
Maria
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